Un viaje al sur convertido en lección de historia medieval repleto de emociones y cultura. Emilio, ilustre bajo convertido en Cicerone ocasional, significó una revelación de bien hacer y muestra del orgullo legítimo de la tierra que le alumbró en buena hora. El verbo fácil y el aderezo castizo de su talante coloquial, fueron la mejor terapia para combatir una lluvia impenitente que, aun pareciendo reacia a nuestra visita, él supo emparejar con los caldos de la tierra regados en la mesa generosa de manjares tradcionales y deliciosos.
Gracias Emilio.