sábado, 31 de enero de 2015

IMÁGENES PARA NOSTÁLGICOS - VI (Granja Santa Eufemia, Rebolledo de la Torre, San Andrés de Arroyo)

IMÁGENES PARA NOSTÁLGICOS - V (Villaldemiro, Fiesta de San Esteban con nieve, Lisboa y Estoril)

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PORTUGAL 
03/12/05 Camino de Lisboa


La Coral se mueve de nuevo. Esta vez camino de Lisboa y ya está a pocas decenas de leguas de la capital lusa. Saudade… Huele a Bacalhau à Brás, se adivinan sones de fado y el viejo Chado abre sus puertas. Entre bromas, guasas y alboroto se abre paso el sobresalto. Algo inapelable se mueve en platea y el autobús se alarma. Son clamores de quién, qué, dónde, cuándo… Inquietudes vitales, premuras de urgencia, vaivenes de zozobra… Alguien está en trance. Todos apremian y Luis recoge el envite. Hay que correr, volar, darse prisa, llegar pronto porque la causa explota…

Entre tanto espanto y alarma hay un mutis que llena Carlos arrebatado. “El tardío” medita incrédulo en sus adentros. Otra vez padre: pañales, noches en vela, bautizo, primera comunión y los Reyes de nuevo… Permisos pre y post parto, familia numerosa y la Caja se mosquea…  Incluso Charo al Cole y yo a la chupeta… Si es niño para la Caja y si chica para la tiza, que así se forman tradiciones. Primero la guardería, luego el parvulario, luego la  Primaria. Y, papá, hay un chico en mi clase que me llama portugués porque tomé tierra en Lisboa… Y las palmadas de oficina “qué tío eres, a tu edad”, y saco pecho y la gente me envidia…

Suspiros y miradas ansiosas cruza con su dama entre cábalas de cómo es posible si… y la memoria recupera aquella siesta incontrolada. Siguen los sollozos intermitentes, la angustia de no llegamos y las primeras humedades que apuntan. “Ha roto aguas”, comentan las enteradas, “¡A la Clínica!” gritan las más avezadas, “¡Aquí mismo!” vociferan las osadas. ¡Al retrete, coño! remata Charo entre estertores de no puedo más, que me meo en el pasillo.

Para Luis, se abre la bodega y nuestra soprano huye despavorida en busca de un espacio sereno y un trono alentador… Y la savia fluye con ímpetu de catarata y “Dios mío” un minuto más y descargo en el asiento…  Discurren segundos serenos y se oye una cisterna cantarina que pregona con aires de fado a lo Amalia Rodrigues,
Que culpa tem o destino
Deste destino que eu tenho
Se o desgosto é pequenino
Eu Carlos ganó el aliento.